A lo largo de nuestras vidas influimos y somos influidos por nuestra actitud y la de los que nos rodean. Pero ocurre también que la actitud que tenemos ante alguien o algo está determinada en gran medida por las expectativas que construimos en nuestra mente.
Voy a explicar un experimento real que procede del libro “Beliefs Can Influence Attitudes” de Nell Mohney donde plasma claramente la importancia de dichas expectativas.
El director de una escuela llamó a tres maestros y les dijo: “Dado que ustedes son los tres mejores maestros de esta escuela, vamos a entregarles noventa estudiantes con alto nivel intelectual. Queremos que ustedes trabajen con ellos durante este curso a su propio ritmo y vean cuanto pueden aprender”.
Tanto los profesores, como el centro y los alumnos estaban encantados.
Ese año los maestros y los estudiantes disfrutaron mucho los unos de los otros. Para los maestros fue muy cómodo trabajar y los estudiantes se beneficiaron de la atención especial que estaban recibiendo de unos profesores muy calificados.
Al final del experimento, los estudiantes habían logrado un aprovechamiento de un 20-30% más que el resto de estudiantes.
El director llamó a los profesores y les dijo: “Debo confesarles algo: ustedes no tuvieron a noventa estudiantes de alto nivel intelectual, sino que eran estudiantes corrientes tomados al azar para que trabajaran con ustedes”.
Los maestros dijeron: “Eso quiere decir que somos maestros excepcionales”.
El director continuó: “No. Tengo otra confesión que hacerles. Ustedes tampoco son maestros especialmente brillantes. Sus nombres también fueron seleccionados aleatoriamente para este experimento”.
¿Qué marcó entonces la diferencia? Las expectativas desde las que partían.
En este caso concreto, las falsas expectativas generadas por parte de la dirección de la escuela y aceptadas como válidas por el profesorado, fueron decisivas.
Los profesores se consideraron más capaces de lo que nunca fueron, dando rienda suelta a todo su potencial como docentes. Los alumnos se sintieron muy competentes, e hicieron todo lo posible para no defraudar a nadie.
El resultado fue una mejora considerable en el rendimiento de todos.
Cuando nos sentimos fuertes y llenos de recursos, ensayamos cosas que jamás intentaríamos estando asustados o con falta de confianza y esto se traduce en un mejor desempeño. Esto ocurre también cuando las expectativas son negativas, produciendo resultados poco deseados.
Dicho de otra forma, si quieres ayudar de alguna forma para que alguien exprima sus posibilidades reales, no le pongas límite a sus capacidades. Tanto directa como indirectamente puedes convertirte en una variable más de la ecuación, modificando así el resultado.
En vez de eso, potencia sus capacidades, y hazles ver cuanto crees en ellos apoyando positivamente su confianza.
El efecto producido en el experimento antes narrado, se conoce como Efecto Pigmalión.
La historia de Pigmalión nace de la mitología griega.
Al rey de Chipre Pigmalión no le gustaban las mujeres, a las que consideraba quisquillosas e imperfectas. Por esta razón decidió no casarse ni tener ninguna compañía femenina durante su vida. Harto de su soledad decidió esculpir en marfil, una bella estatua femenina, a la que llamó Galatea. De tanto admirar su obra, el rey Pigmalión acabó enamorándose de ella. Un día, durante una celebración en honor a la diosa Venus, el rey suplicó a la diosa que diera vida a su estatua. Tras darle un beso a la estatua, Galatea cobró vida y se enamoró perdidamente de su creador.
El efecto Pigmalión no es más que otro ejemplo de profecía autocumplida. Una vez más tu conducta intenta ser coherente con tu expectativa inicial y alinea todos tus recursos para darte la razón.
Nuestras expectativas modifican nuestra actitud y nuestra actitud modifica nuestros resultados.
No puedo evitar acabar el post con una cita de mi primer post El poder de las Creencias.
Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto – Henry Ford
¿Alguna vez has experimentado como tus expectativas o las del entorno han sido importantes en el resultado final?
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Otra perla en el complejo mundo de las eerelaciones personales. Cierto es que en todas la comunicacion toda causa tiene un efecto y cierto es que el efecto Pigmalion es decisorio. como decia un amigo hablando de los hijos,”cuidado lo que quieres para tus hijos, habitualmente se cumple”.
Muy bueno Walter , gracias por lo escrito
Una vez más aprendo en tu blog. Gracias por descubrirme lo muchísimo que me queda por aprender. Me motiva más y más para no parar nunca.
Muy bien Walter,me ha gustado, tus palabras nos ayudan a muchas personas, pues nos hacen parar un momento de la vida acelerada que llevamos y pensar, que todo seria más facil si aprendiesemos aunque fuese un poquito de estos relatos.
Gracias,
Lola sancho
Importante tener actitud, y sobre todo desarrollar nuestras capacidades. Gran post.
saludos.
Que lujo que compartas con todos tu crecimiento personal, muchas gracias.
Que gran verdad. Si señor.
Muy interesante Walter. Me alegro no hayas podido evitar acabar el post con la cita del primer post. La repito porque no puedo tampoco evitarlo.
Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto.
Saludos,
Muy bueno walter!! gracias por seguir recordandonos que los limites solo nos los ponemos nosotros mismos ,en nuestra cabeza.,tb.me quedo con la cita de Ford.,excelente!!