Hoy en día estamos acostumbrados a vivir a un ritmo frenético. Las 24 horas del día no resultan suficientes para acometer todas nuestras tareas y disfrutar de esos “hobbies” o “proyectos” que tanto necesitamos para sentirnos plenamente realizados. Es muy normal escuchar a nuestro alrededor a personas que dicen no tener tiempo para nada.
“El tiempo vale más que el dinero. Siempre puedes obtener más dinero, pero nunca podrás obtener más tiempo” – Jim Rohn
Pero, en realidad, la falta de tiempo no es el problema, sino la consecuencia o efecto de este. Por lo tanto, al intentar solucionar el problema, en vez de atacar la raíz (causa), nos quedamos en la superficie (efecto). Dicho de otra manera, la causa del problema no es tu falta de tiempo, sino la planificación del mismo. La causa normalmente se encuentra en una mala organización, una deficiente planificación de tareas.
Sin querer entrar a explicar diferentes metodologías para mejorar la productividad, como por ejemplo, GTD (Getting Things Done) o cualquier otra, voy a aprovechar este post para explicar una manera de introducir pequeños cambios en nuestra rutina diaria que nos pueden reportar cambios extraordinarios en nuestra vida sin apenas darnos cuenta.
“El efecto compuesto de pequeñas elecciones a lo largo de tu vida, pueden cambiar tu vida para siempre” – Darren Hardy
Hay múltiples teorías sobre el tiempo necesario para adquirir un hábito, desde 21 días hasta 1 año. Yo creo que depende mucho del hábito en cuestión. Lo que si he podido experimentar, que para transformar una acción esporádica en un hábito consistente es necesaria la repetición. Por tanto, si nuestro mayor aliado es la repetición, buscaremos la manera de introducir cambios, casi inapreciables, que nos van a permitir repetirlos mucho sin demasiado esfuerzo.
Supongamos que quisiera iniciarme en la meditación. Sería genial poder meditar 30 minutos diarios, pero si en vez de dedicarle esos 30 minutos, le dedicamos 5 minutos por la mañana al despertar y otros 5 minutos antes de dormir, a medio y largo plazo podría resultar mucho más productivo. Veamos por qué en estos dos supuestos:
Supuesto A (30 minutos cada día)
- Intentaré dedicar cada día 30 minutos a meditar.
- Por cualquier motivo, el martes “no puedo” hacerlo.
- Al no haber podido cumplir con mi propósito el martes, el miércoles quizás sí logre cumplir nuevamente con mi rutina, pero el jueves tengo otra “razón” para no hacerlo y puedo pensar: “el martes tampoco pude hacerlo. La semana que viene seguro que lo haré mejor”.
- Finalmente resumimos la semana y habiéndolo hecho muy bien, hemos logrado cumplir 4 de los 7 días de la semana.
- Nuestra fuerza de voluntad se ha resentido y hemos visto como no podiamos cumplir con lo pretendido.
Resultado: Hemos meditado 4 veces durante 2 horas. Empezamos a dudar de que sea factible dedicar 30 minutos al día. La siguiente semana bajaremos nuestro objetivo.
Supuesto B (5 minutos, 2 veces cada día)
- Voy a dedicar 5 minutos al despertar y 5 minutos al acostarme.
- Al ser muy poco tiempo me resulta muy fácil cumplir con mi propósito.
- Al haberlo hecho sin apenas esfuerzo durante 4 días consecutivos, el día 5 mi moral esta altísima.
- Como me paro dos veces al día a meditar, son dos momentos en los que estoy enfocado en mi propósito. Esto mentalmente conecta muchísimo mejor con nuestra meta y refuerza nuestro objetivo.
- Suponemos que, al final de la semana, sólo dos días no pude hacerlo mañana y noche, pero sí al menos una vez.
Resultado: Hemos meditado todos los días en total 12 veces, y lo hicimos durante 1 hora.
Si lo analizamos fríamente, parece que con el supuesto A nuestro resultado es mejor al haber dedicado el doble de tiempo. No obstante, lo más importante para establecer un hábito es la repetición y, mientras en el supuesto A nos paramos 4 veces a meditar, en el supuesto B lo hicimos 12. Esto tiene más repercusiones. Al pasar un tiempo, con el supuesto A lo normal será que nuestro empeño decrezca, ya que no obtenemos la motivación suficiente, mientras que con el supuesto B es posible que a medida que esto nos resulte fácil, pasemos a dedicarle 10 minutos por la mañana y 10 por la noche, doblando el tiempo de dedicación.
En resumen, es mucho más fácil crear hábitos si los cambios son pequeños y las repeticiones más abundantes, lo que nos ayuda a mantener la motivación y consigue introducir nuevas rutinas sin que hayamos tenido que realizar un esfuerzo titánico cada día.
Yo he podido comprobar personalmente la magia de estos pequeños cambios, ¿Alguno de vosotros también?
Aquellos que no lo han puesto en práctica, ¿creéis que os podría ayudar a crear nuevos hábitos en vuestra rutina diaria?
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En algun sitio lei que los grandes logros empiezan habitualmente por pequeños cambios mantenidos en el tiempo con un objetivo claro. me parece un sistema facilitador para introducir las disciplinas necesarias en pos de conseguir lo que deseamos. Muy interesante.
Sin duda la planificación es fundamental para el aprovechamiento del tiempo. La planificación implica proyección y mediante la acción desde un marco positivo, es el principal camino del logro. Ahora, me gustaría introducir que la planificación, desde mi punto de vista, es más satisfactoria si en ciertas circunstancias es acompañada por un margen de flexibilidad e improvisación si la situación lo requiere. Esto puede dar lugar a sorpresas agradables e incluso a la consecución de dichos logros, aflorando de ese modo la vena creativa. Así también evitamos la insatisfacción o el estrés por salirnos de la hoja de ruta en un momento dado y podemos reaccionar mejor ante lo que se denomina en términos estadísticos como perturbaciones aleatorias.
En términos generales, sin duda, el hábito hace al monje…
Es muy positiva la improvisación para fomentar la creatividad. Pero por otra parte, mi experiencia a la hora de establecer un hábito ha sido siempre basada en la repetición. Una vez el hábito está algo consolidado doy entrada a la creatividad e improviso diferentes maneras de desempeñar este hábito. Siendo más flexible, yo nunca he alcanzado este propósito. En cualquier caso todos somos distintos.
Un abrazo y gracias por enriquecer este blog
Creo q es correcto. Un habito se automatiza. Como una tecnica deportiva concreta. Llega un punto en q lo haces sin gastar energía en pensar lo q haces. Creo q ese es su gran valor por que esa energía o atención liberada se dirige a elegir el mejor momento(tactica)para hacerlo o hacer otra cosa. Pero al principio es necesario un alto volumen de repetición. Y para esto vale más tres clases de 5 minutos a la semana q una de 20 minutos.
Sin ninguna duda la repetición te hace llegar a la perfección o por lo menos te va acercando. Petrovik (Jugador de basquet del R. Madrid entre otros equipos ) fue uno de los mejores y más efectivos anotadores de tiros libres. ¿ Por gracia divina ? NO. Porque todos los dias despues de entrenar con todo el equipo se quedaba sólo y se autoexigia encestar 100 tiros libres seguidos y hasta que no lo conseguia no se iba a la ducha.
Ya lo dicen las personas de éxito en todas sus vertientes. Si quieres alcanzar el éxito triplica tu tasa de errores.
Jugoso post Walter. Parece ser que los resultados demuestran que una persona planificadora consigue más objetivos que una persona aplanificadora. Es más, juraría que los animales ya tienen ese caracter de serie, por el bien de la supervivencia. Suerte.
GENIAL, SÚPER ,REAL, MUY ÚTIL
Y sobre todo sencillo,las cosas sencillas funcionan
Una cosa q a mi m va bien, es aplicar lo del reflejo condicionado de paulov.
Semáforo en rojo,abdominales estáticos